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Mostrando las entradas de julio, 2018

¿Hasta Cuándo?

Me encanta caminar. Tomar los audífonos y entrar en otra dimensión. Cantando por el mundo como si nadie pudiera escucharme, incluso haciendo uno que otro baile de vez en cuando... es mi mundo. Voy flotando como si estuviera dentro de una nube, no importa lo que se encuentra alrededor, no importa quién mira o quién escucha… No importa nada O, al menos, eso es lo que me gusta creer. Porque, de pronto, alguien explota mi burbuja y me hace caer. Escucho la voz de un hombre, mirando hacia mí, mientras grita “mi amor”... Trato de ignorarlo y volver al mundo que disfrutaba tanto, ese en el cual solamente nos encontrábamos la música y yo. Continúo caminando. Escuchando. Un tanto menos ensimismada. Vuelvo a disfrutar de la música, ya no tan absorta; pero logro hacerlo. Doy unos cuantos pasos más… Y escucho el claxon de un automóvil; me resisto a mirar, no quiero hacerlo, pero pasa a mi lado y me encuentro con tres hombres mirándome, como si de un plato de

Sueños en vida

Fuerte. Muy fuerte. Sentimientos gigantescos me aplastan. No, qué error tan fatal, ¿cómo puedo decir que estos sentimientos me aplastan? Si hacen justamente todo lo contrario, me empujan, me levantan. Me avientan hacia arriba y me hacen volar tan alto que ni siquiera logro articular palabras para expresarme. Puedo contar cómo se manifiestan, se hacen evidentes en mis manos moviéndose incontroladamente de aquí para allá, en mis pies haciéndome caminar en círculos, en mis ojos mirando al cielo, entre mis labios arrojando una sonrisa. A veces soñamos. Pero soñamos en vida. Imaginamos, deseamos tanto que, encontramos la manera de hacer que aquello se convierta en realidad. Y cuando se vislumbra una pizca del sueño en la vida… Entonces tu corazón se agita, late rápidamente; tus pulmones absorben tanto aire, que puedes gritar o cantar; y tus pies comienzan a hacerte bailar. Sueñas. Vives. Eres realidad.      Escrito por: Cecilia Abreu