Me encanta escribir. Esta libertad que me otorga escribir unas cuantas palabras, poder expresar mi pensar y sentir sin atadura alguna. Y me disculpo con todo aquel que escriba por decir esto, me disculpo conmigo misma; pero he llegado a la conclusión de que es imposible escribir sin limitar, al menos lo es cuando hablamos de sentimientos. Para escribir, es necesario definir y esto implica poner límites; dichos límites distan de lo que un corazón verdaderamente puede llegar a sentir. No es que las palabras sean deshonestas, no es que las palabras no tengan sentido o no cumplan su función. Es, sencillamente, que los sentimientos, las emociones, son fascinantemente desbordantes y nada ni nadie puede alcanzar a describirlas como se sienten, como explosionan e implosionan dentro de uno. Escrito por: Cecilia Abreu
Pedacitos de mí se describen poco a poco y se van entrelazando como un rompecabezas que me conforma. Me salgo de mi realidad y la siento como si la observara desde fuera, entonces surgen mis letras. Me miro como si alguien más lo hiciera, y entonces, me escribo. Me gusta escribir con sentimientos y pasión, por eso, me agrada mantener mis textos en su primera versión; saliendo del corazón.