La mayor parte de sus imperfecciones, no se encuentra en sus estrías. Tiene una várice en la pierna izquierda y mil revoltijos en la cabeza. Una cicatriz en la rodilla y muchos planes a la deriva. Siempre anda ojerosa. Y tiene granitos por doquier. Trae el cabello alborotado. Es muy crédula. Y casi siempre es enojona. Además es demasiado impaciente. Torpe y distraída. Me sorprendió verla al descubierto, sin envilecerse por sus imperfecciones; ni las altamente visibles, ni las que solo ella conocía. No sintió vergüenza de sus heridas, ni tampoco de sus caídas. Y eso, fue precisamente, lo que me hizo verla hermosa. Entonces, hoy te miro y te pido que no te avergüences de tus imperfecciones. Son la arrugas el trayecto que dirige hacia tus ojos, tus estrías el camino que siguen sus dedos, tus defectos el impulso para que no te detengas. Escrito por: Cecilia Abreu
Pedacitos de mí se describen poco a poco y se van entrelazando como un rompecabezas que me conforma. Me salgo de mi realidad y la siento como si la observara desde fuera, entonces surgen mis letras. Me miro como si alguien más lo hiciera, y entonces, me escribo. Me gusta escribir con sentimientos y pasión, por eso, me agrada mantener mis textos en su primera versión; saliendo del corazón.