Sentir demasiado, sentir de manera intensa puede llegar a ser la cosa más sensacional que exista, provoca que realmente aprecies y disfrutes cada momento por mínimo que sea, sensibiliza y ayuda a valorar las pequeñas cosas como lo son el cielo, la felicidad de otros, la mirada de un niño, entre muchas cosas más. Pero también muchas veces provoca que las cosas más sencillas hagan a tu corazón quebrarse por completo. Generalmente no siento la gran cosa durante el “año nuevo”. Claro, siento la alegría o emoción natural del momento, pero eso es todo. Sin embargo, este año ha sido muuuy diferente. El 2017 fue un año muy difícil para mí, con él trajo rupturas, dudas, inseguridades, miedos y barreras; así también, me hizo enfrentar todo eso y crecer, crecer muchísimo, madurar más en un solo año que en varios anteriores juntos. Me golpeó por todas partes, con todo lo que esperaba que nunca ser golpeada. En fin, por todo eso, aprendí muchísimo y, al final, por fin logré encontrar mi estabilid
Pedacitos de mí se describen poco a poco y se van entrelazando como un rompecabezas que me conforma. Me salgo de mi realidad y la siento como si la observara desde fuera, entonces surgen mis letras. Me miro como si alguien más lo hiciera, y entonces, me escribo. Me gusta escribir con sentimientos y pasión, por eso, me agrada mantener mis textos en su primera versión; saliendo del corazón.